El pasado 15 de Enero murió Fraga y acto seguido se produjo en prensa, radio, televisión y redes sociales una avalancha de opiniones sobre el personaje. Muchas de ellas fueron muy favorables, sin embargo otros atacan a "Don Manuel" con una virulencia que me parece excesiva.
Por supuesto no voy a negar que quien murió el otro día fue el mismo Fraga que fue ministro del gobierno franquista; el mismo que llamaba "caballerete" a Juan Grimau cuando éste estaba ya detenido y condenado a muerte; el mismo Fraga que llamó al padre de Enrique Ruano, advirtiéndole de que podría detener a su otra hija si no detenía sus protestas por la muerte de su hijo.
Todos los hechos anteriormente citados (y muchos otros que posiblemente no se conozcan) son condenables. Son a su vez señalados e incluso a veces exagerados por sus múltiples detractores, incluso son contados casi como si la biografía de Fraga solo tuviera aspectos negativos que reseñar. Algunos argumentan que con semejante pasado ninguna persona merecería perdón ni consideración alguna porque estaría moralmente condenado por toda la eternidad haga lo que haga. Sin embargo creo que todos aquellos que así lo juzgan son mucho más tibios y comprensivos con la actuación de Carrillo en Paracuellos o con la complicidad, defensa y protección de Dolores Ibárruri al régimen de Stalin (quien tiene el honor de ser el mayor asesino en masa con el permiso de Adolf Hitler) hasta el día de su muerte. Creo también que muchos de los que hoy han celebrado la muerte de Fraga en las universidades españolas (como mis queridísimos amigos de la UHP), llorarán a Castro el día que éste muera. Que sepan todos ellos que Fraga también lo haría.
FRAGA DURANTE EL FRANQUISMO
Sin embargo muchos opinan que eso no es posible, que todo aquel que no estuviese exiliado, perseguido o no fuera apaleado por los grises era un fascista, un franquista y un antidemócrata. Seguro que muchos de los que sostienen tal opinión son fervientes fans de mi admirado Sabina (que voluntariamente apoya a un dictador de un país que no es el suyo) y/o de Silvio Rodríguez, quien no dudo que será todo un símbolo en la esperada y deseada futura transición cubana, a pesar de haber ocupado un cargo de diputado en la Asamblea Nacional de una dictadura de ese calibre. Yo no cuestiono la vocación democrática de este último ni su amor por la libertad, simplemente entiendo que para alcanzar un objetivo se puede luchar desde fuera y desde dentro. Y la labor de Fraga desde dentro fue esencial.
Silvio Rodríguez abrazando a Fidel Castro.
A Fraga se le deben muchas cosas y creo que reconocerlas es una cuestión de justicia:
- A Fraga se le debe la primera marcha atrás de la censura previa en la España franquista, con la Ley de Prensa e Imprenta de 1966. En ella, si bien se acotaban los límites de la libertad de expresión a aquellos aspectos que no cuestionasen el Régimen, se decretaba la necesidad de una orden judicial para el secuestro de una publicación. Esto que parece una trampa (para muchos lo es y acusan a esta ley de favorecer la autocensura del periodista) significa que toda publicación secuestrada ha pasado ya por los quioscos, y eso a su vez quiere decir que, a pesar del secuestro, las posibilidades de que esa información se difunda son mucho mayores que de haber existido censura previa. Dejando los "peros" aparte esta ley es considerada la primera ley aperturista en lo que a libertades se refiere en la historia del Régimen.
- ¿Quién no ha dicho aquello de "Spain is different"? Eso posiblemente tampoco hubiésemos podido hacerlo de no haber existido Fraga, quien orquestó la campaña de promoción de España como destino turístico con el uso del famoso eslogan. No señalo esto por lo gracioso o nostálgico de la frase sino como forma de introducir el hecho de que bajo el mandato de Manuel Fraga en el Ministerio de Información y Turismo, España creó toda una industria turística que desde entonces hasta hoy ha supuesto el mayor aporte al PIB nacional de forma ininterrumpida. Esta partida junto a las divisas enviadas por los emigrantes consiguieron que en España surgiese una clase media, indispensable para el sustento de una futura democracia por muchas cosas, pero sobre todo porque por primera vez en la historia los hijos de los pobres podían ir a la universidad .
- Ya con Franco muerto a Fraga le correspondió la difícil tarea de ostentar el cargo de Ministro de la Gobernación (actualmente Interior) y Vicepresidente del Gobierno. De este periodo sus detractores se empeñan en destacar sucesos violentos protagonizados por los cuerpos de seguridad del Estado reprimiendo manifestaciones populares, siendo el mayor exponente los Sucesos de Vitoria en 1976, en los que hubo cinco muertos y decenas de heridos ante una actuación desmesurada y cruel de "los grises". Bien es cierto que Fraga siguió durante ese periodo la política perfectamente resumida con la frase de "la calle es mía", pero establecer una relación directa de causa-efecto con los sucesos de Vitoria es excesivo. Bastantes pocas cosas pasaron teniendo en cuenta la calaña de buena parte de la Policía Armada de aquellos años. Además sería de justicia señalar la presión del Ejército, que ya de por sí no veía con agrado los cambios que sufría el país, y ante el que había que aparentar que se respetaba y se respetaría en el futuro su concepto de "orden" para evitar en la medida de lo posible un levantamiento armado.
En cualquier caso en esa época Fraga mantuvo contactos para favorecer la futura legalización del PCE y permitió la celebración de un congreso de la UGT en territorio español siendo el sindicato todavía ilegal.
FRAGA EN DEMOCRACIA
Durante estos días he leído en más de un blog y algún pseudoperiódico comentarios del estilo del siguiente: "Nombrado ponente constitucional, Fraga fue el responsable de buena parte de las insuficiencias democráticas de la Constitución de 1978, aunque AP finalmente votó en contra de la Constitución tanto en el Congreso de los Diputados como en el referéndum del 6 de diciembre de 1978, lo que hay que recalcar en estos tiempos en que se mixtifica el pasado con tanto descaro."
Pero lo que clama al cielo por su falsedad manifiesta es este bulo de que Fraga redactó la Constitución para luego votar en contra, como inteligentemente da a entender sin afirmarlo el autor del blog que he enlazado. Ni Alianza Popular ni Manuel Fraga Iribarne votaron que no a la constitución:
- El voto particular de Fraga en el Congreso fue favorable.
- Alianza Popular dio libertad a sus diputados para votar en conciencia. Los motivos por los que se daba esta libertad de voto los exponía Fraga en su ponencia como representante de AP. Esta sesión está a disposición de cualquiera que quiera leerla en el diario de sesiones del Congreso de los Diputados del 31 de Octubre de 1978.: "Pienso, piensa mi Grupo, que podría haber sido un intento más eficaz, más breve, dando prioridad a los temas económicos y a otras reformas en lugar de incluir dentro de la Constitución tantas cuestiones polémicas. Entre ellas, mi Grupo ha señalado desde el primer momento -y ha participado lealmente en todas las fases, salvo aquella de la que fue expresamente excluido -el artículo 2.0 y la referencia a la palabra «nacionalidades», que no entendemos compatible con el principio de unidad de la Nación o de la nacionalidad española ; hizo objeciones a lo relativo a la preparación y revisión de estos estatutos y algunas competencias de las Comunidades Autónomas. [..] a la forma en que ha quedado definida la familia como institución estable, y también al artículo que regula, de modo ambiguo e insuficiente, la libertad de educación. [..] el tipo de representación, no ha quedado del modo más adecuado al hacer innecesariamente constitucional la representación proporcional, e incluso las listas provinciales ; mientras que, por el contrario, instituciones claves de democracia semidirecta, como el voto popular y el referéndum, han quedado inoportuna e indebidamente recortadas. [..] el hecho de incluir claramente un repertorio de libertades públicas modernas y unas instituciones políticas básicamente aceptables, todo ello en una coyuntura histórica que requiere reconciliación, entendimiento y posibilidades de participación para todos en el futuro, están, en opinión d e muchos, ensombrecido por esos graves peligros para la unidad nacional". Todas ellas pueden ser compartidas o no, pero aún hoy día son defendidas por muchos (a izquierda y derecha) cuyo talante democrático está fuera de toda duda.
- Finalmente, en el Senado los votos negativos fueron emitidos por:
* Ramón Bajo Fanlo (Grupo Vasco)
* Juan María Bandrés (Grupo Vasco)
* Fidel Carazo Hernández (Independiente)
* Luis María Xirinach (Agrupación de Electores.)
* Marcial Gamboa Sánchez-Barcáiztegui (Senador real)
Como vemos, ninguno de ellos era miembro de Alianza Popular.
Mienten aquellos que acusan a Fraga de entorpecer y obstaculizar un proyecto del que fue parte indispensable de principio a fin por el mero hecho de que (como todos) hubiera preferido que el texto final fuese diferente a como fue.
Muy al contrario, Fraga defendió las ideas de una derecha tradicional que era y es muy numerosa en España y que tenía los mismos derechos de representación que cualquier otro colectivo social. Gracias a su participación en la redacción constitucional muchos reticentes al cambio vieron en él una fuente de inspiración para aceptar las nuevas reglas del juego y otros que ya anhelaban la democracia respiraron tranquilos al saber que la derecha tradicional y el Partido Comunista podían entenderse. Fraga fue un ejemplo para muchos de lo que significaba la reconciliación nacional, y lo hizo a sabiendas de que muchos de sus defensores se convertirían en detractores, pero también a sabiendas de que muchos de sus adversarios anhelaban confirmar que las armas estaban enterradas y que democracia y derecha eran términos compatibles. La prueba más gráfica de este nuevo orden social en que la palabra saltaba los frentes se dio con la presentación de Carrillo en el Club Siglo XXI a manos de Fraga en 1977, en un claro gesto de concordia que acabó con la renuncia de más de cuarenta miembros de derechas del club. Fraga lo sabía, y sabía que le lloverían críticas, pero lo hizo.
Supo ver lo efímero que sería UCD y estableció las bases para una derecha duradera que heredase y absorbiese los restos del cadáver centrista que dejarían las elecciones del 82. Así en España pudo establecerse un sistema equilibrado de alternancia política equiparable a la mayoría de democracias occidentales.
Todo esto lo digo con el fin de remarcar lo que considero una obviedad, que igual que no se puede hablar de la Transición sin el Rey, sin Suárez o sin Carrillo, esta no se entiende si olvidamos a Manuel Fraga.
Si sus detractores se dedican a hacer un ejercicio de honestidad consigo mismos a la hora de acercarse al personaje, se darán cuenta de que, si lo comparamos con los tres políticos citados, Fraga no tiene muchos más o menos pecados que ellos para ser condenado. Y si el motivo para condenarlo es que fue más de derechas que los otros tres, tal vez quien juzgue que eso es un pecado debería preguntarse con franqueza si realmente él mismo es un demócrata.
D.E.P.
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