lunes, 30 de mayo de 2011

Nunca podrás salir con alguien más guapo que tú.

Creo que hablo por todos los que algún día diseñamos un blog cuando digo que al idearlo todos tuvimos en mente un tema superinteresante sobre el que escribir una entrada que haría historia en los anales (nunca me gustó esta palabra) del mundo de Internet. La mayoría decide publicar esas ideas al principio, frescas y recién sacadas del hirviente horno de ideas que es en esos momentos  nuestro cerebro.

Pues bien, yo decidí guardarme ese tema para cuando mi cerebro dejase de funcionar y mis grifo de ideas se cerrase....ese momento ha llegado. Lo malo es que cuando concebí el artículo tenía un montón de frases ingeniosas que, por supuesto, nunca escribí en ningún lado, con lo que no creo que esta entrada vaya a hacer historia. 

El otro día vi en uno de los innumerables vídeos que veo en Internet algo bueno. Lo que llamó poderosamente mi atención, puesto que ver cosas buenas en Internet es cada día más difícil. El tema es que al final de aquel  cortometraje de cuyo nombre no logro acordarme se afirmaba algo que todos hemos asumido desde nuestra más tierna adolescencia: "Nunca podrás salir con alguien más guapo que tú". 

Qué gran verdad, me dije yo en un principio. Revisé mis recuerdos en los brazos de las distintas mujeres que han pasado por mi vida (cosa que tampoco es que me llevase mucho tiempo) y conseguí recordar cómo cuando nos mirábamos al espejo parecíamos cosas parecidas. Como dijo el Dr House un 7 está hecho para estar con un 7, puede estar con un 6 o un 8 pero nunca con un 3. 

Pero mi reciente incorporación a las listas de desempleo me han dado la oportunidad de aburrirme solemnemente durante horas y horas y poder reflexionar en profundidad sobre el tema. Tras estas reflexiones he llegado a dos conclusiones principales: la primera es que ya va siendo hora de que empiece a buscarme preocupaciones propias de un adulto responsable y la segunda es que la frase que todos hemos tomado como un principio universal innegable es, de hecho, falsa. 

Para argumentar mi afirmación no voy a decir que tengo un amigo feo...o tirando a feo que tiene gran éxito entre las chicas que están buenas (aunque lo tengo) sino que me voy a basar en hechos que todos vosotros estoy seguro que habéis experimentado. 

Lo primero es pedir a todos mis lectores masculinos (creo que también funciona con las féminas) que echéis la vista atrás. Imaginad un péndulo delante vuestro, relajaos con su sonido y retrotraeros a unos días antes de empezar con alguna de vuestras ex...vale cualquier mujer que haya pasado por vuestros brazos o cama un tiempo. Fijaos en ese cuerpo, esa cara, esa sonrisa. recordad lo que os hacían las tripas al verla, o la entrepierna, o las tripas y la entrepierna. Eso era mágico amigos. ¿Alguno de vosotros, pobres infelices me vais a decir que creíais que esa chica era de vuestro nivel? A todos nos parecía que esa chica era la única chica que había en el mundo, algo alcanzable solo para otros más guapos que uno y con lo que solo podíamos soñar. 

Bien, si todos hemos sentido eso antes de estar con las muchachas que por nuestras vidas han pasado ¿por qué admitimos que la afirmación inicial es una verdad universal? Pues para dar esta respuesta amigos míos debemos volver al péndulo y avanzar un poco en el tiempo a cuando ya estáis con la muchacha en cuestión. Ese es el momento en el que uno empieza a darse cuenta de que hay más mujeres en el mundo que la que uno tiene entre sus brazos. Y esas muchachas resulta que tiene las piernas más largas que las de la nuestra, y los senos más bonitos, y los rasgos de la cara más estilizadas. Definitivamente las otras chicas sonríen más que la nuestra, bailan más y mejor que la nuestra y son definitivamente más divertidas de lo que la nuestra jamás fue. No quiero decir que todas las mujeres que veamos en esta fase sean mejores. Seguramente ninguna lo sea, pero en aspectos puntuales son claramente superiores. Y solo con eso es suficiente para darnos cuenta de que la perfección que percibimos en su día no existía. Le miras a la cara y te das cuenta de que sus ojos no son tan claros como creías, sus piernas son mas cortas, más largas, más gruesas o finas de lo que tú recordabas y su genio para nada tan agradable como antes de estar contigo. Lo cual no hace que la dejes de querer, sino todo lo contrario, la quieres más que antes, porque aceptas sus defectos...pero un día la miras al espejo y te das cuenta de que ambos estáis al mismo nivel. Ella no es una chica despampanante por la que todos te iban a envidiar. Ella es una chica más que te gusta más de lo normal por un millón de cosas que cuesta más explicar que un minuto antes de darle el primer beso. Es en esta percepción en la que sustentamos la validez irrefutable de la frase a la que nos referimos, pero si seguimos la historia hasta si final nos damos cuenta de que esa percepción puede cambiar, porque pueden pasar varias cosas: 

- Enhorabuena, es la mujer de tu vida y estaréis juntos hasta el fin de vuestros días. A pesar de esto la tendencia que he descrito anteriormente no dejará de aumentar. No solo por los efectos propios de nuestra mente, sino por el propio paso del tiempo. Cada día habrá mujeres más apetecibles en todos los sentidos que tu mujer. Puede que asumas lo puro de tu amor, lo incondicional o, lo más seguro, te pasarás los últimos 45 o 50 años de tu vida preguntándote si en realidad la quieres o te conformaste con ella porque pensaste en su día que las demás eran inalcanzables para ti. Pero tranquilo, seguramente estés enamorado.

- La relación se acaba por h o por b. Entonces empezaréis a experimentar lo que es otra verdad universal: A ningún hombre le hace ni puñetera gracia que otro hombre se tire (perdón por la expresión) a la mujer que uno se ha tirado. Unos lo llaman ser posesivo, otros ser celoso, otros egoísta, otros machista...pero eso es instinto. Muchas veces lo tratamos de ocultar sacando nuestro lado racional de que todo el mundo tiene derecho a seguir su vida, de que no pudo ser en su día y todos tenemos que ser felices bla bla bla, pero lo único real es que dentro de nosotros un hombre de las cavernas quiere matar al tipo que se la zumba y agarrar a la muchacha por los pelos para llevarla de vuelta a casa, aunque no la vayamos a tocar nunca más. 
Este sentimiento se irá apoderando de nosotros poco a poco e invertirá los efectos que la relación tuvo en una escala que depende de cómo se desarrollen los acontecimientos:


1º Pronta reconciliación-. Es un hecho que las muchachas están buenísimas el primer día que las vemos y sabemos que no son nuestra pareja. No sé si lo hacen aposta o no, pero simplemente es así. Muchos se dan cuenta de lo que han dejado e intentan solventar las cosas para retomar la relación. En ese caso volverás a experimentar las mismas fases en un bucle enfermizo e infinito en el que muchas personas malgastan toda su vida saliendo, dejándolo volviendo, dejándolo, retomándolo, etc etc etc. 


2º No hay reconciliación y la chica pasa de ti: No hay cosa que más joda que eso (bueno, sí la hay). Ni nada que haga que la muchacha parezca más irresistible. Por alguna extraña razón da igual si te dejan o dejas, parece que no somos capaces de cambiar el chip. Creemos que ellas deben seguir dándonos una importancia especial y el hecho de que no lo hagan nos hace preguntarnos el por qué, nos obsesionamos, somos incapaces de fijarnos en otra chicas porque la que era nuestra no nos está mirando y....¿qué pasa cuando no somos capaces de mirar a ninguna chica excepto a una? Que volvemos al punto de partida. En esos casos uno se da cuenta de que había una poderosa razón por la que ella pasaba de nosotros, y es que quería pasar de nosotros y no tenía ninguna intención de volver a ningún tipo de relación. Pasará más de nosotros si es que es posible, nos obsesionará más, nos humillaremos más con lo que ella pasará a la fase de cogernos asco....con lo que acabaremos recordándola como aquel monumento de mujer que dejamos escapar.


3º Te enteras de que está con otro:  La primera reacción al enterarnos de la noticia si nos la comunica algún amigo o incluso ella es decir "ah, qué bien ¿no?" y sonreír. Lo que realmente sentimos es un intenso dolor muscular en la cara por forzar una sonrisa que nos parece eterna y unas incontrolables ganas de maldecir a todos los dioses del Olimpo. Comenzamos a recordar lo suave que era su piel, lo turgentes que eran sus pechos, el extraordinario olor de su melena en nuestra almohada por la noche. Seguimos por arrepentirnos de cada segundo que dejamos de hacer algo que podría haberla mantenido a nuestro lado, aquel beso que no dimos, aquel día que no la invitamos a cenar, ese en el que mirando el teléfono no le llamamos para pedir o dar una segunda oportunidad. Pero tras esta fase viene la peor de todas, esa en la que nos damos cuenta de que alguien está entrando por la puerta que esa chica nos tenía reservada a nosotros. Nuestra mente entonces comienza a bombardearnos con imágenes de hombres atléticos, perfectos y con penes mastodónticos que poseen a nuestras mujeres (porque las mujeres que han estado en nuestra cama serán siempre nuestras mujeres) dándolas un placer inaudito, llevándolas al orgasmo una vez tras otras como un mago del sexo. Y entonces, solo entonces nos damos cuenta de que nos hemos acostado con la mujer perfecta, que ninguna otra de belleza comparable se dignará a darnos un miserable beso. 
Pensará el lector que no puede haber nada peor que eso...pues lo hay. 


4º Te enteras de que está con otro y además ella te dice que está enamorada de él: Ese hijo de puta no solo tiene un pene gigantesco, erecciones eternas y un don para provocar orgasmos masivos a nuestra chica sino que además escucha secretos que yo no he escuchado, es besado con un amor con el que nunca se me besó y es abrazado con una delicadeza que yo desconozco. El sujeto que todos conoceremos como "El Usurpador" es en nuestra mente un muchacho comprensivo, con excelente gusto para el vestir (según los cánones de nuestras mujeres) que no solo le lleva a cenar a los mejores restaurantes de la ciudad, sino que él mismo cocina como nadie en la cocina de su loft, donde después del postre goza una y otra vez del cuerpo que una vez fue nuestro cuerpo hasta que amanece. Entonces, y solo entonces nos daremos cuenta de que la muchacha no solo era perfecta para el resto dela humanidad, la mejor de todas las mujeres que en el mundo ha habido, sino que era la mujer de nuestra vida y ahora está con otro hombre con el que no podemos competir. 

Como veréis, y a modo de conclusión, lo que varía no es la belleza real de la mujer en cuestión sino nuestra percepción de ella. Es por ello que cuando no estamos juntos la sensación es muy a menudo de que la relación no tenía futuro porque ella era mucho mejor que nosotros. A no ser que estemos con una muchacha ya, lo que depende de la fase de la relación nos puede llevar a pensar que el destino no tenía reservada a la novia nueva en lugar de la antigua. Pero, como habréis comprobado se trata de una percepción, puesto que no solo se extiende a nuestra muchacha sino a "El Usurpador". Y todos sabemos que las percepciones percepciones son, porque nadie tiene un cuerpo más atlético que el nuestro, ni entiende mejor a las mujeres que nosotros, ni es mejor en la cama ni, por supuesto tiene un pene más grande que el nuestro....¿verdad?


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